viernes, 4 de abril de 2014

Emiliano

Emiliano recogía flores.
Las cortaba una a una, lentamente.
       Parecía que trataba de entender cómo era que sus dedos, casi tan pequeños como el pétalo de la flor, eran capaces de arrancarlas de la tierra.
 Sin embargo, después de tomarla entre sus manos, al tenerla, la lanzaba al montón de margaritas que su camión de juguete ya cargaba.
 
      Emiliano tomó el camión y lo llevo lejos por el pasto, lejos, cada vez más lejos, hasta casi desaparecer de quienes le cuidaban y gritaban:

             " ¡Emiliano, vuelve, mamá sólo fue al coche! "

Pero Emiliano recogía margaritas...