Sería una pestaña en tu ojo, una fina y pequeña.
Una que obstruyera tu vista, una que causaría un malestar que podría parecer insignificante, pero cómo ardería, una pestaña irritante.
Que te haría pensar en una basurilla, en una piedrita o hasta en un derrame, una pestaña que te haría frágil y débil con necesidad de pedir socorro.
Y por más aire o agua que intentaran sacarme, me aferraría a tu hermosa pupila y hasta que no sintiera tu desesperación o tus lágrimas no saldría de tus ojos.
Y lo mejor de todo sería cuando por fin me tuvieras en tus dedos, cuando tuvieras la facilidad de hacerme pagar.
Simplemente me encomendarías incrédulamente tu anhelo y me soplarías con el viento